Un
agujero negro estelar es una de las formas de "morir" de una estrella.
Todas las estrellas nacen, pasan la mayor parte de su vida realizando
reacciones termonucleares en su interior (fusión nuclear) y finalmente
mueren.
Desde el momento en que una estrella nace ya puede
conocerse de qué forma morirá, esto se debe a que el estadío final de
una estrella depende de la masa inicial de la misma.
Las
estrellas supermasivas (más de 30 masas solares) terminarán su vida como
agujeros negros. Luego de que la estrella ha consumido todo su
hidrógeno y helio (fusión nuclear) y los ha convertido en elementos más
pesados (por ejemplo hierro), colapsará por acción de su propio peso,
dando lugar a un agujero negro, llamado así por que la fuerza de
gravedad ejercida por este cuerpo (muchísima masa en un espacio muy
pequeño) es tan alta que atrae toda la materia a su alrededor y ni
siquiera los fotones de luz pueden escapar de ella.
En el esquema
de la imagen se muestra la evolución de estrellas de distinta masa (las
más masivas están hacia arriba del gráfico). En el eje horizontal se
muestra el tiempo que les lleva evolucionar. Puede verse que las
estrellas más masivas, que son las que se convertirán en agujeros
negros, tienen tiempos de vida mucho más cortos que las estrellas de
menor masa.
Otra clase de agujero negro, son los agujeros negros
supermasivos. En la actualidad se cree que éstos se encuentran en el
centro de la mayoría de las galaxias y que se forman en el mismo proceso
que da origen a las componentes esféricas centrales de las galaxias.
Estos objetos pueden tener varios millones (o hasta miles de millones)
de veces la masa del Sol.
Los agujeros negros no pueden ser
observados directamente, pero pueden detectarse ya sea por los cambios
que producen a su alrededor al "tragarse" la materia y objetos que los
rodean, o por las emisiones de rayos X y/o gamma resultantes.
Créditos de la imagen: CHANDRA/NASA
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