En septiembre comenzaría a operar en Salta el primer telescopio del proyecto TOROS, siglas en inglés de “Observatorio Austral Robótico de Transitorios”. Su misión será detectar potentes colisiones estelares en galaxias distantes hasta 600 millones de años luz. ¿El objetivo? Descubrir señales lumínicas que sirvan como prueba de la existencia de las ondas gravitacionales que predice la teoría de relatividad general formulada por el fìsico Albert Einstein.
El instrumento será instalado en el cerro Macón, en la Puna salteña, a 4.650 metros sobre el nivel del mar. Allí, científicos del Instituto de Astronomía Teórica y Experimental (IATE), y del Observatorio Astronómico de Córdoba (OAC), estudiaron las condiciones y la calidad del cielo entre 2003 y 2009.
Lo hicieron en colaboración con el Observatorio Europeo del Sur, ya que el lugar fue uno de los candidatos para albergar el European Extremely Large Telescope (E-ELT). Se trata del telescopio más grande del mundo, que contará con un espejo de 42 metros de diámetro y empezará a funcionar para el 2024, en Chile.
Por la cantidad de noches despejadas al año y la altitud del cerro Macón, los investigadores del IATE decidieron aprovechar la labor realizada y motorizaron allí la creación del “Centro Astronómico Macón”. En ese espacio se desarrollan tres proyectos: TOROS (junto a la Universidad de Texas Brownsville, Estados Unidos); ABRAS (en cooperación con Instituto de Astronomía, Geodesia y Ciencias de la Atmósfera - USP, Brasil); e ISON (junto al Instituto Keldysh de Matemática Aplicada de la Academia Rusa de Ciencias, la Conae y el gobierno de Salta).
El primer instrumento del proyecto TOROS es un telescopio robotizado que podrá ser comandado remotamente, a través de una conexión de internet. Es un aparato piloto con un espejo de 16 pulgadas de diámetro, una cámara CCD para tomar fotografías y un sistema de filtros. Es más pequeño que el definitivo, cuya instalación se prevé para 2016. Actualmente, se están finalizando las obras de construcción del recinto que lo albergará. Esa infraestructura tiene el tamaño de una habitación promedio y un techo que se desplaza para permitir el trabajo de observación.
Su tarea será detectar cierto tipo de señales lumínicas. Una de las grandes predicciones de la teoría de la relatividad general indica que las grandes colisiones entre objetos masivos compactos –como por ejemplo, estrellas de neutrones o agujeros negros– generan ondas gravitacionales. Básicamente se trata de perturbaciones en la geometría del espacio-tiempo, que se traducen en variaciones temporales de distancias o longitudes.
Si bien con la distancia se tornarían cada vez más tenues, estas vibraciones producirían inicialmente un tipo de destello que puede ser captado mediante técnicas de observación astronómica.
Una estrella de neutrón es el final de la vida de un tipo de estrella. En general, no están aisladas: la mayoría tiene una compañera y en esos casos se habla de una “estrella binaria”. Si bien ambas orbitan alrededor de un centro común, eventualmente pueden colisionar y fusionarse en un solo objeto. Antes de fundirse, generan las ondas gravitacionales, cuyo efecto óptico tratará de captar TOROS.
De todos modos, su detección se realizará en conjunto con los grandes interferómetros –telescopios que miden la luz cuando interfiere entre sí– ubicados en Estados Unidos y Europa. Ellos identificarían la onda gravitacional y su contraparte óptica podría ser observada con el telescopio ubicado en el Cordón Macón.
Lo cierto es que existe una gran incertidumbre sobre el lugar donde esto podría ocurrir. Por esa razón el telescopio de TOROS deberá explorar el firmamento de manera permanente. En caso de alerta, deberá enfocarse en una región específica del cielo, aunque significativa en tamaño, en busca de estos efectos variables.
El lugar donde funcionará el “Centro Astronómico Macón” reúne las mejores condiciones para la astronomía observacional. El cielo está despejado más del 93% de las noches del año, tiene escasa actividad sísmica y carece de contaminación lumínica gracias a la distancia que lo separa de grandes ciudades. Allí, el OAC desarrolla tres proyectos, todos en convenio con otras instituciones. Se trata de TOROS, ABRAS e ISON.
El proyecto ABRAS
Es resultado de un convenio de cooperación ente el IATE y el Instituto de Astronomía, Geodesia y Ciencias de la Atmósfera (USP, Sao Paulo, Brasil). Consiste en la implementación de un telescopio con un espejo de un metro de diámetro y un detector infrarrojo (en el infrarrojo cercano). Posibilitará tareas de investigación en diferentes áreas, desde la astronomía planetaria hasta la astronomía extragaláctica. Será el telescopio terrestre de este tipo instalado a mayor altura en el mundo.
La Empresa Astrosysteme Austria es la encargada de su construcción. Prevé entregarlo para fines de 2015, con lo cual podría entrar en funciones a comienzos del próximo año. Este proyecto demandó hasta el presente una inversión aproximada de un millón de pesos. Actualmente no existe en Argentina un telescopio que cuente con un detector infrarrojo.
El edificio y la cúpula donde estará emplazado ya fueron construidos. Se utilizaron 20 placas de hormigón pretensado de dos toneladas cada una para formar la estructura donde descansa la cúpula. Las ventanas contarán con un sistema de apertura robotizado, para regular la temperatura interna del recinto.
El proyecto ISON
La iniciativa se pondría en marcha en octubre. Apunta a detectar y seguir la trayectoria de asteroides u objetos elaborados por el hombre, que se encuentran próximos a la atmósfera de la Tierra. Para identificar esa basura espacial, se instalarán varias cúpulas pequeñas en zonas aledañas al edificio del ABRAS. Dentro de ellas se colocarán telescopios especialmente diseñados para esta tarea, ya que deben ser lo suficientemente veloces para seguir su recorrido.
Cada uno registrará una región del cielo y serán una novedad en el país, ya que se carece de instrumentos similares.
La iniciativa fue posible a partir de un convenio de cooperación entre el Instituto Keldysh de Matemática Aplicada de la Academia Rusa de Ciencias (KIAM RAS), la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (Conae), el IATE,(UNC-OAC-Conicet) y el gobierno de la Provincia de Salta.
Por Victoria Rubinstein - Observatorio Astronómico de Córdoba- UNICIENCIA
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