El Sistema Solar es un sistema planetario de la Vía Láctea que se encuentra en uno de los brazos de esta, conocido como el Brazo de Orión. Según las últimas estimaciones, el Sistema se encuentra a unos 28 000 años luz del centro de la Vía Láctea. Está formado por una única estrella, el Sol, que le da nombre; ocho planetas que orbitan alrededor de él: Mercurio, Venus, Tierra, Marte, Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno; y otros cuerpos menores: planetas enanos (Plutón, Eris, Makemake, Haumea y Ceres), asteroides, satélites naturales, cometas, así como el espacio interplanetario comprendido entre ellos, en el que hay viento solar, campo magnético interplanetario, rayos cósmicos y polvo.
El
Sistema Solar está formado por una estrella central, el Sol, los
cuerpos que le acompañan (planetas, planetas menores, asteroides,
cometas) y el espacio que queda entre ellos.
Créditos: NASA |
Si
bien es difícil precisar el origen del Sistema Solar, se cree que
puede situarse hace unos 4.600 millones de años, cuando una inmensa
nube de gas y polvo se contrajo a causa de la fuerza de la gravedad y
comenzó a girar a gran velocidad, probablemente, debido a la
explosión de una supernova cercana. La mayor parte de la materia se
acumuló en el centro. La presión era tan elevada que los átomos
comenzaron a partirse, liberando energía y formando una estrella. Al
mismo tiempo se iban definiendo algunos remolinos que, al crecer,
aumentaban su gravedad y recogían más materiales en cada vuelta.
También había muchas colisiones. Millones de objetos se acercaban y
se unían o chocaban con violencia y se partían en trozos. Los
encuentros constructivos predominaron y, en sólo 100 millones de
años, adquirió un aspecto semejante al actual. Después cada cuerpo
continuó su propia evolución.
El Sol: fuente primordial de energía
Es la estrella más cercana a la Tierra y el mayor elemento del Sistema Solar. Las estrellas son los únicos cuerpos del Universo que emiten luz. El Sol es también nuestra principal fuente de energía, que se manifiesta, sobre todo, en forma de luz y calor.
Créditos: SOHO |
El
Sol se formó hace 4.500 millones de años y tiene combustible para
5.000 millones más. Después, comenzará a hacerse más y más
grande, hasta convertirse en una gigante roja. Finalmente, se hundirá
por su propio peso y se convertirá en una enana blanca, que puede
tardar un trillón de años en enfriarse.
Del
Sol, sólo vemos la capa exterior que se llama fotosfera y tiene una
temperatura de unos 6.000 ºC, con zonas más frías (4.000 ºC) que
llamamos manchas solares. La energía solar se crea en el interior
del Sol, donde la temperatura llega a los 15 millones de grados, con
una presión altísima, que provoca reacciones nucleares. Se liberan
protones (núcleos de hidrógeno), que se funden en grupos de cuatro
para formar partículas alfa (núcleos de helio). Cada partícula
alfa pesa menos que los cuatro protones juntos. La diferencia se
expulsa hacia la superficie del Sol en forma de energía. Un gramo de
materia solar libera tanta energía como la combustión de 2,5
millones de litros de gasolina.
El
Sol también absorbe materia. Es tan grande y tiene tal fuerza que a
menudo atrae a los asteroides y cometas que pasan cerca.
Naturalmente, cuando caen al Sol, se desintegran.
El
periodo de rotación de la superficie del Sol va desde los 25 días
en el ecuador hasta los 36 días cerca de los polos. Más adentro
parece que todo gira cada 27 días. El Sol, y en realidad todo el
Sistema Solar gira alrededor del centro de la Via Láctea, nuestra
galaxia. Da una vuelta cada 200 millones de años.
Actualmente
el Sol se estudia desde satélites, como el Observatorio Heliosférico
y Solar (SOHO), dotados de instrumentos que permiten apreciar
aspectos que, hasta ahora, no se habían podido estudiar. Además de
la observación con telescopios convencionales, se utilizan: el
coronógrafo, que analiza la corona solar, el telescopio ultravioleta
extremo, capaz de detectar el campo magnético, y los
radiotelescopios, que detectan diversos tipos de radiación que
resultan imperceptibles para el ojo humano.
Los Planetas
-->Los planetas no tienen luz propia, sino que reflejan la luz solar. Los planetas tienen diversos movimientos. Los más importantes son dos: el de rotación y el de translación. Por el de rotación, giran sobre sí mismos alrededor del eje. Ésto determina la duración del día del planeta. Por el de translación, los planetas describen órbitas alrededor del Sol. Cada órbita es el año del planeta. Cada planeta tarda un tiempo diferente para completarla. Cuanto más lejos, más tiempo. Giran casi en el mismo plano.
Forma y tamaño de los planetas
Los planetas tienen forma casi esférica, como una pelota un poco aplanada por los polos. Los materiales compactos están en el núcleo. Los gases, si hay, forman una atmósfera sobre la superficie. Mercurio, Venus, la Tierra y Marte son planetas pequeños y rocosos, con densidad alta. Tienen un movimiento de rotación lento, pocas lunas (o ninguna) y forma bastante redonda. Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno, los gigantes gaseosos, son enormes y ligeros, hechos de gas y hielo. Estos planetas giran deprisa y tienen muchos satélites, más abultamiento ecuatorial y anillos.
Formación de los planetas
Los planetas se formaron hace unos 4.500 millones de años, al mismo tiempo que el Sol. En general, los materiales ligeros que no se quedaron en el Sol se alejaron más que los pesados. En la nube de gas y polvo original, que giraba en espirales, había zonas más densas, proyectos de planetas. La gravedad y las colisiones llevaron más materia a estas zonas y el movimiento rotatorio las redondeó. Después, los materiales y las fuerzas de cada planeta se fueron reajustando, y todavía lo hacen. Los planetas y todo el Sistema Solar continúan cambiando de aspecto. Sin prisa, pero sin pausa.
En próximas entregas iremos comentando sobre los integrantes del Sistema Solar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario