Nuevas investigaciones realizadas por el Departamento de Ciencias de la Tierra de la Universidad de Cambridge, han permitido obtener mediciones más precisas del movimiento del centro de la Tierra en comparación con el resto del planeta. Dichas investigaciones se publicaron el pasado 20 de Febrero en la revista Nature Geoscience.
El nuevo estudio indica que el núcleo del planeta gira mucho más despacio del grado anual que se pensaba, ya que en realidad la velocidad de rotación es menor de un grado cada millón de años, sin embargo, el núcleo gira más rápido que el resto del planeta.
El núcleo interno de la Tierra crece muy despacio a medida que el fluido exterior se va solidificando sobre la superficie del núcleo externo, afirma la investigación firmada por Lauren Waszek, y la diferencia en la velocidad hemisférica este-oeste de este proceso queda congelada en la estructura del núcleo interno.
"Hemos descubierto que la velocidad de rotación proviene de la evolución de la estructura hemisférica, y así demostramos que los hemisferios y la rotación son compatibles", explica Waszek.
Hasta ahora, señaló el geofísico de la Universidad de Cambridge, este era un importante problema de la geofísica "ya que las rápidas velocidades de rotación eran incompatibles con los hemisferios observados en el núcleo interno, puesto que no permitían tiempo suficiente para que las diferencias se congelasen la estructura".
Para obtener estos resultados, los científicos utilizaron ondas sísmicas que atravesaron el núcleo interno, 5 mil 200 kilómetros bajo al superficie de la Tierra, y las compararon con el tiempo de viaje de las ondas reflejadas en la superficie del núcleo.
Posteriormente, observaron las diferencias en la rotación de los hemisferios este y oeste, y comprobaron que giran de manera consistente en dirección este y hacia dentro, por lo que la estructura más profunda es más vieja.
Aunque el núcleo interno está a 5200 kilometros bajo nuestros pies, el efecto de su presencia es especialmente importante en la superficiede la Tierra, ya que el calor producido durante la solidificación y el crecimiento del núcleo interno dirige la convección del fluido en las capas externas del núcleo. Esta convección genera el campo geomagnético de la Tierra. Sin nuestro campo magnético, la superficie no estarían protegidos de la radiación solar, y la vida en la Tierra no podría existir.
Waszek dijo que estos resultados "nos aportan una perspectiva adicional para comprender la evolución de nuestro campo magnético", ya que ahora pueden ser utilizados en las simulaciones con el modelo de convección del líquido del núcleo externo de la Tierra, que nos da información adicional sobre la evolución de nuestro campo magnético.
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