La NASA y General Motors están trabajando juntos para acelerar el desarrollo de la próxima generación de robots y las tecnologías relacionadas para el uso en las industrias automotriz y aeroespacial.
Los ingenieros y científicos de la NASA y GM trabajaron para construir un nuevo robot humanoide capaz de trabajar codo con codo con la gente. El uso del control de vanguardia, tecnologías de sensores y visión, permitirán a los robots del futuro ayudar a los astronautas durante las misiones espaciales y ayudar a GM a construir vehículos más seguros y plantas.
Los ingenieros y científicos de la NASA y GM trabajaron para construir un nuevo robot humanoide capaz de trabajar codo con codo con la gente. El uso del control de vanguardia, tecnologías de sensores y visión, permitirán a los robots del futuro ayudar a los astronautas durante las misiones espaciales y ayudar a GM a construir vehículos más seguros y plantas.
Las dos organizaciones han desarrollado a Robonaut 2 o R2, el robot más hábil y más avanzado tecnológicamente. Este robot de nueva generación pueden utilizar sus manos para hacer el trabajo más allá del alcance de las máquinas. R2 puede trabajar con seguridad al lado de la gente, una necesidad tanto en la Tierra y como en el espacio.
R2 es un androide. O mejor dicho, medio humanoide. Porque aún le faltan las piernas, aunque pronto las tendrá. De momento, R2 es un torso imponente de 160 kilos de peso, coronado por una inquietante cabeza dorada y equipado con 350 sensores, 30 procesadores, cámara de infrarrojos y 42 "grados de libertad" en el cuello mecánico y en sus múltiples articulaciones.
"Aunque aún no pueda caminar por sí mismo, R2 es un pequeño gran paso para la humanidad", sostiene Rob Ambrose, padrino de la criatura, al frente del Laboratorio de Robótica y Simulación de la NASA.
"Aunque aún no pueda caminar por sí mismo, R2 es un pequeño gran paso para la humanidad", sostiene Rob Ambrose, padrino de la criatura, al frente del Laboratorio de Robótica y Simulación de la NASA.
El destino ha querido que el bautismo del primer humanoide en el espacio coincida casi con la defunción del transbordador Discovery (el Endeavour se despedirá en febrero y el Atlantis acaricia la posibilidad de un último vuelo en junio). En cualquier caso, el robot viajará embalado y no conseguirá estirar sus poderosos brazos hasta llegar a la Estación Espacial Internacional (ISS). Una vez allí, se convertirá en su primer habitante a perpetuidad, dispuesto a dar la bienvenida a sucesivas tripulaciones de humanos y a contarlo al mundo que a través de la red social Twitter.
El Robot tiene una vista mucho más precisa y panorámica que la de un ser humano, gracias a cinco cámaras: dos de ellas estereoscópicas y una de infrarrojos, a la altura de la boca, con un sistema de sónar para seguir la trayectoria de los objetos en movimiento. Su cabeza es en realidad un sofisticadísimo sistema de percepción, capaz de funcionar en los ambientes más hostiles y con gran autonomía, gracias a las baterías que viajan en su rutilante mochila dorada. El cerebro está en realidad en el estómago: desde ahí controla sus propios movimientos, que pueden ser teledirigidos por los astronautas en la estación espacial o desde el centro de control de la NASA en Huston. Está diseñado y programado para aprender las tareas básicas de mantenimiento y poder realizarlas con el tiempo por sí mismo, como un robot adulto y sin necesidad de supervisión.
Más información en la pagina oficial de la NASA.
Fuente: www.nasa.gov
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